Amaneció
con las piernas sobre sus hombros, los brazos asidos con fuerza, la mirada
tierna sobre sus palabras, repetidos besos sobre su espalda, el silencio sobre los labios y las respiraciones como las de la última pareja en
la pista tras un largo maratón de baile, cuyo premio mayor es el instante que
se multiplica. Pero despertó…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario