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viernes, 27 de febrero de 2015

Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos. Qué infinito de besos contra la soledad hunde tus pasos en el polvo.

Fábricas del amor

Juan Gelman

Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte

antes de oír un solo sonido de tu alma.

martes, 24 de febrero de 2015

Tú eras el océano y yo la enhiesta roca que firme aguarda su vaivén

XXV

Federico García Lorca


Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder:
¡tenías que estrellarte o que abatirme!
¡No podía ser!

Tú eras el océano y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén:
¡tenías que romperte o que arrancarme!
¡No podía ser!

Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder:
la senda estrecha, inevitable el choque...

¡No podía ser!

Cuando miro de noche en el fondo oscuro del cielo las estrellas temblar como ardientes pupilas de fuego...

XXV

Federico García Lorca

Cuando miro el azul horizonte
perderse a lo lejos,
al través de una gasa de polvo
dorado e inquieto,
me parece posible arrancarme
del mísero suelo
y flotar con la niebla dorada
¡en átomos leves
cual ella desecho!

Cuando miro de noche en el fondo
oscuro del cielo
las estrellas temblar como ardientes
pupilas de fuego,
me parece posible a dó brillan
subir en un vuelo,
y anegarme en su luz, y con ellas
en lumbre encendido
fundirme en un beso.

En el mar de la duda en que bogo
ni aún sé lo que creo;
sin embargo estas ansias me dicen
que yo llevo algo

divino aquí dentro.

lunes, 23 de febrero de 2015

Bellamente viciada La rubia luz espesa Unta las coyunturas A su nivel es donde el mundo es uno..

Miel, aceite

Tomas Segovia

Una mancha de miel tiñe la luz
Al tocar la ciudad
Que aun dormida elabora

Desde aquí arriba
Se la ve desbordar
Sus ondas caldeadas
Hacia la falda donde el monte
Inicia su inocencia ociosa

Tumbadas y abrazadas en el tiempo
La ciudad y la luz
Sin cesar se digieren una a otra

Por fin entiendo que un verano
Tanto tiempo esperado ha vuelto así

El cielo y la babel mezclan sus aires

Bellamente viciada
La rubia luz espesa
Unta las coyunturas
A su nivel es donde el mundo es uno

Hundidos en su dulce aceite
Nos deslizamos fuera de su ligadura
Al nivel de una miel
Donde amor y cimiento

Giran uno en el otro sin fractura.
Sueño


Cesar  Pavese

¿Aún ríe tu cuerpo con la intensa caricia
de la mano o del aire y en ocasiones reencuentra
en el aire otros cuerpos? Muchos de ellos retornan
con un temblor de la sangre, con una nada. También
     el cuerpo
que se tendió a tu flanco te busca en esta nada.

Era un juego liviano pensar que un día
la caricia del alba emergería de nuevo
cual inesperado recuerdo en la nada. Tu cuerpo
despertaría una mañana, enamorado
de su propia tibieza, bajo el alba desierta.
Un intenso recuerdo te atravesaría
y una intensa sonrisa. ¿No regresa aquel alba?

Aquella fresca caricia se habría apretado a tu cuerpo
en el aire, en la íntima sangre,
y habrías sabido que el tibio instante
respondía en el alba a un temblor distinto,
un temblor de la nada. Lo habrías sabido
igual que, un día lejano, supiste que un cuerpo
se tendía a tu lado.
                                            Dormías con ligereza
bajo un aire risueño de efímeros cuerpos,
enamorada de una nada. Y la intensa sonrisa
te atravesó abriéndote los ojos asombrados.

¿Nunca más regresó, de la nada, aquel alba?