I. Como forma la ostra en su
interior
Alejandro Crotto
Como
forma la ostra en su interior la perla
exacta,
esta canción nacida desde un punto
que
quema, y escondida, esta canción tensada
en
ese ardor. Un íntimo relámpago, el fulgor
dándose
forma luego de encendida crisálida
de
nácar, pura herida, pura brasa encriptada,
oculta
flor. La sílaba, su voz, dijo tu nombre,
metió
a tu cuerpo –y quema y da placer– la encina
entera
en una actual bellota. Está en tu cuerpo
ahora,
no te asombre que así de dulce duela
componer
su potencia precisa, su alta nota.
II. Así como la lluvia cae del cielo
Así
como la lluvia cae del cielo y se filtra
fecunda
y no regresa sin haber empapado
a
fondo el suelo para que nazca trigo, harina
espesa
y pan; así como la brasa viva
entre
cenizas yace oculta y luego al dársele
por
fin lugar se activa con creciente fulgor
y
enciende el fuego; así como la savia tras
la
espera del invierno por vasos diminutos
despierta
a los sarmientos y genera con íntimo
cuidado
flores, frutos... Así el verbo que sale
de
su boca hace nuevas las cosas si las toca.
III. Acá el fuego transforma la madera
Acá
el fuego transforma la madera en más fuego.
Venía
con premura su llama calentándola
por
fuera y la incendió cuando la vio madura.
Y
aunque sea fuego es agua verdadera, una fuente
que
mana con dulzura. Y esta sed –que uno sacia
cuanto
quiera en el agua– saciándose perdura.
Es
fuego que al morderte te repara, corriente
enamorada
de agua clara. Fuego feroz
de
llama tierna: pira, manantial que renueva
al
que lo mira. Es fuego, es agua el vivo amor,
ahora
tiembla un dulce poder que me enamora.