Translate

lunes, 29 de junio de 2015


Miro la hoja en blanco y pienso en que alguna vez creí tener mucho por decir. Días hubo en los que me sentía con las manos y la boca llenas de imágenes e ideas, flores de algo cierto a punto de emerger desde la nada, como una guía de luz que habría de conducirme hacía mí mismo y, después, llevaría mi imagen hecha luz hacia todo lo que había afuera. Cuánta presunción esconde el impulso de creer que tenemos un propósito último, una razón de ser en esta vida; amar y esperar amor de nuestros semejantes por nuestros pensamientos es, quizá, un acto de soberbia. Miro la hoja en blanco y pienso que el intrincado laberinto de palabras sigue ahí, pero ahora solo veo su forma hueca y retorcida en grafías vanas; nada hay ya de luz, nada de cierto adentro, toda oscuridad es lo de afuera. La hoja en blanco me devuelve una mirada silenciosa y es al mismo tiempo el rostro del silencio profanado ahora que termino de lapidar esta desgracia al escribir sobre su frente la sentencia.
El perfume

Vicente Aleixandre

Chupar tu vida sobre los labios,
no es quererte en la muerte.
Chupar tu vida, amante,
para que lenta mueras
de mí, de mí que mato.
para agotar tu vida
como una rosa exhausta.
color, olor: mis venas
saben a ti: allí te abres.
Ebriamente encendido,
tú me recorres. toda,
toda mi sangre es sólo
perfume. Tú me habitas,
aroma arrebatado
que por mí te despliegas,
que como sangre corres
por mí: ¡que a mí me pueblas!


Tú y yo en la boca sentimos nacer lo que no vive, lo que es el beso indestructible cuando la boca son alas, alas que nos ahogan mientras los ojos se cierran, mientras la luz dorada está dentro de los párpados.

Beso alegre

Vicente Aleixandre

Beso alegre, descuidada paloma,
blancura entre las manos, sol o nube;
corazón que no intenta volar porque basta el calor,
basta el ala peinada por los labios ya vivos.
El día se sienta hacia afuera; sólo existe el amor.
Tú y yo en la boca sentimos nacer lo que no vive,
lo que es el beso indestructible
cuando la boca son alas, alas que nos ahogan mientras los ojos se cierran,
mientras la luz dorada está dentro de los párpados.
Ven, ven, huyamos quietos como el amor;
vida como el calor que es todo el mundo solo,
que es esa música suave que tiembla bajo los pies,
mundo que vuela único, con luz de estrella viva,

como un cuerpo o dos almas, como un último pájaro.

viernes, 26 de junio de 2015

Somos los que encendimos el amor para que dure, para que sobreviva a toda soledad

Página 53

De noche las palabras pesan menos; algunas, como el pronombre te, acompañando sonrojados verbos se pronuncian casi flotando. Algo de responsabilidad deben tener en ello las espigadas copas que burbujean o las recias, cuyo contenido es casi violáceo.
           De noche toda la voluntad acumulada con los meses se derrumba y levanta una nube de polvo que se confunde con el humo de los fumadores que se acercan cada vez más.
         Hay muchas lucecitas blancas, rosadas, casi naranjas. Es una hermosa terraza, hace frío…abajo la ciudad entera palpita sin importar que la madrugada nos abraza. Pienso que un abrigo habría sido mejor opción, así no se me helarían las manos. Escucho muy cerca una oración que lleva el liviano pronombre, no sé si es para mí, pero no volteo. Las palabras, aunque sean livianas, no deberían interrumpir estampas como esa.

De noche las palabras abren puertas, se convierten en llavecitas plateadas que, con un baile de ensayo y error, de pronto logran que las personas se sienten a mirar la misma ciudad y una tomé la mano de la otra; y la otra recargue la cabeza en el hombro de la una.  Pasa un mesero que siente haber interrumpido algo. Quizá sí lo hizo. Otra se levanta, va al pasillo, escribe una pregunta… regresa a la terraza. Hay palabras livianas. hermosas y serias.  Reconocer se lleva las palmas de la noche, explicar que se lee igual en ambos sentidos es una afortunada idea; en recompensa se aprende sobre la estética de la verticalidad, se comprende mejor por qué a Villaurrutia le parecía tan fascinante.
           De noche uno quisiera perder algunas llaves que se han vuelto muy pesadas, no es sencillo cuando se siguen buscando los por qué que nunca se preguntaron.

De noche las palabras, las llaves y las manos se encuentran y recorren senderos tibios, húmedos que conducen a un sueño tranquilo.
67

Roberto Juarroz

Una hebra más delgada que el pensamiento,
un hilo con calibre de nada,
une nuestros ojos cuando no nos miramos.

Cuando nos miramos
nos unen todos los hilos del mundo,
pero falta éste,
que sólo da sombra
a la luz más secreta del amor.

Después que nos vayamos,
quizás quede este hilo

uniendo nuestros sitios vacíos.