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miércoles, 30 de abril de 2014

Para hacer un día tan lleno de raíces bastó un árbol

Día
Joaquín Pasos

Para hacer un día tan lleno de raíces
bastó un árbol.
Para empaparlo en miel dorada y embriagante
bastó una abeja.
Vengo acumulando piedras por si acaso
falta una en la construcción de la torre,
vengo guardando cántaros para cuando
logre derramarse el líquido.
Para hacer un vuelo de nidos viajeros
hoy basta un solo pájaro,
para fabricar un pez
hoy basta el agua.
Gran día de edificios y de montaje de puentes,
de fecundo mugir de vacas
y señales de lluvia.
Día moreno y brillante que me recuerda

mi obligación de cantar.

historia... la historia

A ti te espero. Eso digo mientras observo por la ventana. Un gato camina lentamente por la banqueta. Casi transparente. A ti te espero. A la historia que aún no existe. Tenemos los puntos, acentos y comas. También tus labios. Son de esas historias que no son tan fáciles de contar. Espero con paciencia, no tengo paciencia. Ignoro cuándo vas a llegar. Luego me detengo en semáforos de caos. Apuesto: cruzaras esa esquina. Apuesto: de qué color será tu camisa. Apuesto: cuánto tardarán en abrirse esos labios. Mejor todavía. Cuánto tardaremos en llegar a casa, tropezar con un gato casi transparente, subir las escaleras, barrer los puntos, acentos y comas, y con manos nerviosas al fin escribir una insignificante historia: la nuestra.

martes, 29 de abril de 2014

sin que podamos decir aquí comienza el aire y aquí la carne viva


Poema inmenso

Joaquín Pasos


En estas tardes tu perfil no tiene línea precisa
pues no hay un límite en tu gesto para el principio de tu
    sonrisa
pero de repente está en tu boca y no se sabe cómo se filtra
y cuando se va nunca se puede decir si está allí todavía
lo mismo que tu palabra de la cual jamás oímos la primera
    sílaba
y nunca terminamos de escuchar lo que decías
porque estás tan cercana en esta lejanía
que es inútil preguntar cuándo vino tu venida
pues entonces nos parece que has estado aquí toda la vida
con esa voz eterna con esa mirada continua
con ese contorno inmarcable de tu mejilla
sin que podamos decir aquí comienza el aire y aquí la
    carne viva
sin conocer aún dónde fuiste verdad y no fuiste mentira
ni cuándo principiaste a vivir en estas líneas
detrás de la luz de estas tardes perdidas
detrás de estos versos a los cuales estás tan unida
que en ellos tu perfume no se sabe ni dónde comienza ni
    dónde termina

lunes, 28 de abril de 2014

la lluvia que acribilla los silencios es un telón sin tiempo y sin colores

Lluvia

Mario Bendetti

La lluvia está cansada de llover
yo/cansado de verla en mi ventana
es como si lavara las promesas
y el goce de vivir y la esperanza

la lluvia que acribilla los silencios
es un telón sin tiempo y sin colores
y a tal punto oscurece los espacios
que puede confundirse con la noche

ojalá que el sagrado manantial
aburrido suspenda el manso riego
y gracias a la brisa nos sequemos
a la espera del próximo aguacero

lo extraño es que no sólo llueve afuera
otra lluvia enigmática y sin agua
nos toma de sorpresa/y de sorpresa

llueve en el corazón/ llueve en el alma
Cartas a Chepita…

Jaime Sabines

Qué ganas tengo de tenerte a mi lado,
de acariciarte,
de hablarte,
de saber que existes,
porque ya no sé cómo eres,
cómo besas, cómo es tu voz;
sólo sé un montón de cosas de los dos,
pero todo me parece un cuento,
no sé en dónde estás,
quiero saberlo,
quiero tocarte;
vamos a empezar a querernos,
nos vamos a conocer ahora,
antes no existíamos,
todo esto es un lío tremendo,
sólo sé que me faltas,

que me estás matando…

domingo, 27 de abril de 2014

Ame usted si lo desea, ¿a quién le importa nada?

VII

Gastón Baquero

Andan caminando por las seis de la mañana.                      
¿Querría usted hacer un poco de silencio?               
La tierra se encuentra cansada de existir.                  
Día tras día moliendo estérilmente con su eje.                      
Día tras día oyendo a los dioses burlarse de los hombres.              
Usted no sabe escucharla, ella rueda y gime.                       
Usted cree que escucha las campanas y es la tierra quien gime.           
Recoja sus manos de inocente sobre la playa.                     
-32-
No escriba. No exista. No piense.                      
Ame usted si lo desea, ¿a quién le importa nada?              
No es a usted a quien aman, compréndalo, renuncie gentilmente.                   
Piense en las estrellas e invéntese algunas constelaciones.                      
Hable de todo cuanto quiera pero no diga su nombre verdadero.                    
No se palpe usted el fantasma que lleva debajo de la piel.                      
No responda ante el nombre de un sepulcro. Niéguese a morir. Desista. Reconcilie.            
No hable de la muerte, no hable del cuerpo, no hable de la belleza.                
Para que los barcos anden,                   
«Para que las piedras puedan moverse y hablar los árboles».                   
Para corroborar la costumbre un poco antigua de morirse,                     

Remonten suavemente las amazonas el blanco río de sus cabellos.

Esta ternura y estas manos libres, ¿a quién darlas bajo el viento?

Esta ternura

Julio Cortázar

Esta ternura y estas manos libres,
¿a quién darlas bajo el viento? Tanto arroz
para la zorra, y en medio del llamado
la ansiedad de esa puerta abierta para nadie.
Hicimos pan tan blanco
para bocas ya muertas que aceptaban
solamente una luna de colmillo, el té
frío de la vela la alba.
Tocamos instrumentos para la ciega cólera
de sombras y sombreros olvidados. Nos quedamos
con los presentes ordenados en una mesa inútil,
y fue preciso beber la sidra caliente
en la vergüenza de la medianoche.
Entonces, ¿nadie quiere esto,

nadie?

sábado, 26 de abril de 2014

Arde, sombrío, arde sin llamas, apagado y ardiente, ceniza y piedra viva, desierto sin orillas.

Acabar con todo

Octavio Paz
Dame, llama invisible, espada fría,
tu persistente cólera,
para acabar con todo,
oh mundo seco,
oh mundo desangrado,
para acabar con todo.

Arde, sombrío, arde sin llamas,
apagado y ardiente,
ceniza y piedra viva,
desierto sin orillas.

Arde en el vasto cielo, laja y nube,
bajo la ciega luz que se desploma
entre estériles peñas.

Arde en la soledad que nos deshace,
tierra de piedra ardiente,
de raíces heladas y sedientas.

Arde, furor oculto,
ceniza que enloquece,
arde invisible, arde
como el mar impotente engendra nubes,
olas como el rencor y espumas pétreas.
Entre mis huesos delirantes, arde;
arde dentro del aire hueco,
horno invisible y puro;
arde como arde el tiempo,
como camina el tiempo entre la muerte,
con sus mismas pisadas y su aliento;
arde como la soledad que te devora,
arde en ti mismo, ardor sin llama,
soledad sin imagen, sed sin labios.
Para acabar con todo,
oh mundo seco,
para acabar con todo.

en tarde de lluviosa primavera...

Sigue así, quiero mirarte, yo te he mirado mucho, pero no eras para mí, no te acerques, te lo ruego, quédate donde estás, tenemos una noche para nosotros, y yo quiero mirarte, nunca te he visto así, tu cuerpo para mí, tu piel, cierra los ojos, y acaríciate, te lo ruego.
No abras los ojos si te es posible, y acaríciate, son tan hermosas tus manos, he soñado con ellas tantas veces, ahora las quiero ver, me gusta verlas sobre tu piel, así, te lo ruego, continúa, no abras los ojos, yo estoy aquí, nadie nos puede ver y yo estoy cerca de ti, acaríciate, amado señor mío, acaricia tu sexo, te lo ruego, despacio.
Es hermosa tu mano en tu sexo, no te detengas, a mí me gusta mirarla y mirarte, amado señor mío, no abras lo ojos, todavía no, no debes tener miedo, estoy cerca de ti, ¿me sientes?, estoy aquí, te puedo rozar, esto es seda, ¿la sientes?, es la seda de mi vestido, no abras los ojos y tendrás mi piel.
Tendrás mis labios, cuando te toque por primera vez será con mis labios, tú no sabrás dónde, de repente sentirás el calor de mis labios sobre ti, no puedes saber donde si no abres los ojos, no los abras, sentirás mi boca donde no sabes, de repente.
Tal vez sea en tus ojos, apoyaré mi boca sobre los párpados y las pestañas, sentirás entrar el calor en tu cabeza, y mis labios en tus ojos, dentro, o tal vez sea en tu sexo, apoyaré mis labios, allá abajo, y los abriré bajando poco a poco.
Dejaré que tu sexo entreabra mi boca, entrando entre mis labios y empujando mi lengua, mi saliva descenderá por tu piel hasta tu mano, mi beso y tu mano, uno dentro de la otra, sobre tu sexo.
Hasta que al final te bese en el corazón, porque te deseo, morderé la piel que late sobre tu corazón, porque te deseo, y con el corazón entre mis labios tú serás mío de verdad, con mi boca en el corazón tú serás mío para siempre, si no me crees abre los ojos, amado señor mío, y mírame, soy yo, quién podrá borrar este instante que sucede, y este cuerpo mío ya sin seda, tus manos que lo tocan, tus ojos que lo miran.
Tus dedos en mi sexo, tu lengua sobre mis labios, tú que te deslizas debajo de mí, aferras mis caderas, me levantas, dejas que me deslice sobre tu sexo, despacio, quién podrá borrar esto, tú dentro de mí moviéndote lentamente, tus manos en mi rostro, tus dedos en mi boca, el placer en tus ojos, tu voz, te mueves lentamente pero hasta hacerme daño, mi placer, mi voz.
Mi cuerpo sobre el tuyo, tu espalda que me alza, tus brazos que no dejan que me marche, los golpes dentro de mí, es violencia dulce, veo tus ojos que buscan en los míos, quieren saber hasta dónde hacerme daño, hasta donde quieras, amado señor mío, no hay final, no acabará, ¿lo ves?, nadie podrá borrar este instante que sucede, para siempre echarás la cabeza hacia atrás, gritando, para siempre cerraré los ojos separando las lágrimas de mis pestañas, mi voz dentro de la tuya, tu violencia que me tiene aferrada, no queda ya tiempo para huir ni fuerza para resistirse, tenía que ser este instante, y este instante es, créeme, amado señor mío, este instante existirá, de ahora en adelante, existirá hasta el final.   No nos veremos más, señor.
Lo que era para nosotros, lo hemos hecho, y vos lo sabéis. Creedme: lo hemos hecho para siempre.
Preservad vuestra vida resguardada de mi. Y no dudéis un instante, si fuese útil para vuestra felicidad, en olvidar a esta mujer que ahora os dice, sin añoranza, adiós.

Alessandro Barrico,  Seda

viernes, 25 de abril de 2014

No respiramos aire, respiramos silencio


Encarnaciones
Tomas Segovia

Hundido el rostro en tu cabello, aspiro
el sofocante aliento de la noche
que allí estancado humea y flota como el sueño. Todo el inmenso espacio pesadamente yace sobre esta tibia tierra adormecida,
sobre el cuarto y el lecho y nuestros miembros, y la casi secreta agitación
que mueve nuestros pechos.
No respiramos aire, respiramos silencio;
un gran silencio inmóvil
que cubre nuestra piel desnuda
como oscuros aceites.
Y de pronto,
siento que mi ternura me desborda y anega,
que también con la sombra te acaricio, y te abrazo también con el espacio,
y te rozo los labios con el aire;
que toda esta solícita violencia
es también este vasto silencio conmovido que arrojado de bruces encima de nosotros se asoma a nuestro amor,
y lo recorre entero un estremecimiento, sollozo cálido, ala del destino.

jueves, 24 de abril de 2014

La noticia más importante el día de hoy es que hay un hombre que me gusta. ¿Cómo lo sé?, porque se apareció, otra vez, en mis sueños, algo fantasmagórico, lejano, en la misma estación de tren, estaba claro que yo sabía de quién se trataba (aunque tal vez él no), suspiraba, un suspiro de esos idiotas que hacen los enamorados, lo veía partir, quería detenerlo, pero no podía, estaba así, a lo lejos, sin poder hacer nada, le escribí un cursi verso con un gis amarillo… desperté: existe, en ocasiones me gusta más la vida real.

uno evoca... tormentas celestiales

Nostalgia

Mario Benedetti
¿De qué se nutre la nostalgia?
Uno evoca dulzuras
cielos atormentados
tormentas celestiales
escándalos sin ruido
paciencias estiradas
árboles en el viento
oprobios prescindibles
bellezas del mercado
cánticos y alborotos
lloviznas como pena
escopetas de sueño
perdones bien ganados
pero con esos mínimos
no se arma la nostalgia
son meros simulacros
la válida la única

nostalgia es de tu piel.

miércoles, 23 de abril de 2014

Espadas como labios

Ya es tarde

Vicente Aleixandre
Viniera yo como el silencio cauto
(No sé quién era aquel que lo decía)
Bajo luna de nácares o fuego
bajo la inmensa llama o en el fondo del frío
en ese ojo profundo que vigila
para evitar los labios cuando queman
Quiero acertar quiero decir que siempre
que sobre el monte en cruz vendo la vida
vendo ese azar que suple las miradas

ignorando que el rosa ha muerto siempre.

arderemos en olvido cuando la lluvia caiga

Sueños en los que ardemos en olvido
mirando el azul vaivén de las olas
en desolada playa con caracolas de tristeza.
Lontananza asoma la tormenta
lo alcanzará todo, las nubes cubren ya los cuerpos
arderemos en olvido cuando la lluvia caiga. 

martes, 22 de abril de 2014

dejar que el sueño invada nuestro cuerpo como un río de olvido y de tinieblas

Amor condusse noi ad una norte
Xavier Villaurrutia


Amar es una angustia, una pregunta,
una suspensa y luminosa duda;
es un querer saber todo lo tuyo
y a la vez un temor de al fin saberlo.

Amar es reconstruir, cuando te alejas,
tus pasos, tus silencios, tus palabras,
y pretender seguir tu pensamiento
cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.

Amar es una cólera secreta,
una helada y diabólica soberbia.

Amar es no dormir cuando en mi lecho
sueñas entre mis brazos que te ciñen,
y odiar el sueño en que, bajo tu frente,
acaso en otros brazos te abandonas.

Amar es escuchar sobre tu pecho,
hasta colmar la oreja codiciosa,
el rumor de tu sangre y la marea
de tu respiración acompasada.

Amar es absorber tu joven savia
y juntar nuestras bocas en un cauce
hasta que de la brisa de tu aliento
se impregnen para siempre mis entrañas.

Amar es una envidia verde y muda,
una sutil y lúcida avaricia.

Amar es provocar el dulce instante
en que tu piel busca mi piel despierta;
saciar a un tiempo la avidez nocturna
y morir otra vez la misma muerte
provisional, desgarradora, oscura.

Amar es una sed, la de la llaga
que arde sin consumirse ni cerrarse,
y el hambre de una boca atormentada
que pide más y más y no se sacia.

Amar es una insólita lujuria
y una gula voraz, siempre desierta.

Pero amar es también cerrar los ojos,
dejar que el sueño invada nuestro cuerpo
como un río de olvido y de tinieblas,
y navegar sin rumbo, a la deriva:

porque amar es, al fin, una indolencia.

lunes, 21 de abril de 2014

palomas como besos

Antes de brincar, el hombre se hizo la misma pregunta. Lo hizo de manera insistente. No era primavera. Ni siquiera verano. Un poco de lluvia. También unas cuantas palomas. Saltó porque en la historia dice que eso pasa. Alcanzó a las palomas. En realidad eran besos. El hombre lo sabría después. Cuando sus labios comenzaron a pudrirse. Cuando decidió no salir de su casa jamás.


Cada día. También cada semana. Se trata de hombres y mujeres. De besos. Los que se dan con los ojos cerrados. Y no se piensa. Te quedas en blanco. Un beso. Se trata de hombres y mujeres. Los besos se pudren en los labios. Vayan ustedes a saber dónde los avientan los solitarios tiernos. Aprovechen esos labios que ahora tienen enfrente. Yo acabo de tirar el montón de esta semana. Desde un balcón. Como palomas. Besos que no alcanzaron a ser. Ahí van. Tal vez y lleguen a donde tendrían que haber estado. Tal vez no. Eso es triste. Punto.

elegí mi palabra...

Una hoja en el invierno

Eduardo Chirino
MIENTRAS DUERMES mi mano
escribe sobre tu cuerpo
una palabra.

Y al escribirla tiemblas
como una hoja en el invierno.

Cuando despiertes mi mano
habrá borrado esa palabra.


Entonces será tuya.

domingo, 20 de abril de 2014

Me sirve cuando avanza la confianza

Me sirve y no me sirve...

Mario Benedetti
Me sirve y no me sirve
la esperanza tan dulce,
tan pulida, tan triste,
la promesa tan leve,
no me sirve.
No me sirve tan mansa la esperanza

La rabia tan sumisa,
tan débil, tan humilde,
el furor tan prudente
no me sirve.
No me sirve
tan sabia tanta rabia.

El grito tan exacto
si el tiempo lo permite,
alarido tan pulcro
no me sirve.
No me sirve tan bueno
Tanto trueno

El coraje tan dócil
la bravura tan chirle,
la intrepidez tan lenta
no me sirve.
No me sirve
tan fría la osadía.

Sí me sirve la vida
que es vida hasta morirse,
y el corazón alerta sí me sirve.
Me sirve cuando avanza
la confianza.

Me sirve tu mirada
que es generosa y firme,
y tu silencio franco sí me sirve.
Me sirve la medida de tu vida.

Me sirve tu futuro
que es un presente libre,
y tu lucha de siempre
sí me sirve.
Me sirve tu batalla
sin medalla.

Me sirve la modestia
de tu orgullo posible,
y tu mano segura
sí me sirve.
Me sirve tu sendero,

compañero.

sábado, 19 de abril de 2014

Olvido

Octavio Paz

CIERRA los ojos y a oscuras piérdete
bajo el follaje rojo de tus párpados.
Húndete en esas espirales
del sonido que zumba y cae
y suena allá, remoto,
hacia el sitio del tímpano,
como una catarata ensordecida.
Hunde tu ser a oscuras,
anégate en tu piel,
y más, en tus entrañas;
que te deslumbre y ciegue
el hueso, lívida centella,
y entre simas y golfos de tiniebla
abra su azul penacho el fuego fatuo.
En esa sombra líquida del sueño
moja tu desnudez;
abandona tu forma, espuma
que no se sabe quién dejó en la orilla;
piérdete en ti, infinita,
en tu infinito ser,
mar que se pierde en otro mar:
olvídate y olvídame.

si vivo sin mí quiero perderte

El poeta pide a su amor que le escriba

Federico García Lorca

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena

noche del alma para siempre oscura.

jueves, 17 de abril de 2014

quiero creer que nunca se resignó...

Resignado oiría las últimas oraciones, los últimos latinajos mal respondidos por los acólitos. El frío lleno de polvo y de huesos del cementerio penetrará hasta sus huesos y tal vez disipe un poco ese "olor". Tal vez -¡quién sabe!- la inminencia del momento le haga salir de ese letargo. Cuando se sienta nadando en su propio sudor, en una agua viscosa, espesa, como estuvo nadando antes de nacer en el útero de su madre. Tal vez entonces esté vivo.
Pero estará ya tan resignado a morir, que acaso muera de resignación.

García Márquez, “La tercera resignación”

tocaste mi corazón deshecho entre tus manos

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba

Sor Juana Inés de la Cruz

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y en tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba.
Y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía,
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en líquido humor viste y tocaste

mi corazón deshecho entre tus manos.
Recuerdo de manera insistente. Hacen daño en ocasiones los recuerdos. Quizás por eso lo de la estatua de sal. Pero es imposible no hacerlo. Recordar. Y aun cuando sabes que es imposible vuelves a armar la historia, le das otra trama, un final distinto. Pero si ese final distinto realmente ocurriera, tal vez no estarías aquí, antes de las diez de la mañana, con puzzles de recuerdos en desorden, con una antología de relatos cuyos tiempos verbales tiene que ver con lo que ya ocurrió, con aquello que es imposible de corregir. Vaya pasadas de la vida. Te obliga a ir hacia el frente. Siempre lo hace. Mi primera taza de café.

miércoles, 16 de abril de 2014

La tristeza es una lentitud de puertas donde el olvido duele

El pulso III
Sara Castelar Lorca
Siento la levedad de lo visible
su material ternura
el terrible abandono de la edad
fraguándose en los ojos,
ese galope ciego de la historia
que avanza cuerpo adentro.

Yo tenía el dolor de las enredaderas
su eterna obstinación de pájaro,
el ocre incandescente del otoño
ardiéndome en los dedos.

La tristeza es una lentitud de puertas
donde el olvido duele
donde el silencio duele
donde el amor es carne de bisagras
doblando la memoria.

Bebo de la resignación
del útero desierto de una virgen
bebo del transitable miedo
del que perdió la fe y renegó del nombre
bebo de la maraña roja
del sexo que olvidara su condición efímera.

En la verdad se quiebra la razón
y debo la palabra
debo cada fonema ardido en la belleza,
tan simple y tan humano
tan incisivamente hermoso.
Tu mirada de niño.

Mi boca es de mujer y nombra
arandelas de llanto,
la triste percusión del aire
muriendo en las cornisas.

Puedo escuchar la bestia en el callar del hombre
y seguir desde el pecho brotando en llamaradas,
un solo corazón para tanta ternura
y tan sólo una muerte

para esta soledad tan infinita.