Amor
condusse noi ad una norte
Xavier
Villaurrutia
Amar es una
angustia, una pregunta,
una suspensa
y luminosa duda;
es un querer
saber todo lo tuyo
y a la vez
un temor de al fin saberlo.
Amar es
reconstruir, cuando te alejas,
tus pasos,
tus silencios, tus palabras,
y pretender
seguir tu pensamiento
cuando a mi
lado, al fin inmóvil, callas.
Amar es una
cólera secreta,
una helada y
diabólica soberbia.
Amar es no
dormir cuando en mi lecho
sueñas entre
mis brazos que te ciñen,
y odiar el
sueño en que, bajo tu frente,
acaso en
otros brazos te abandonas.
Amar es
escuchar sobre tu pecho,
hasta colmar
la oreja codiciosa,
el rumor de
tu sangre y la marea
de tu
respiración acompasada.
Amar es
absorber tu joven savia
y juntar
nuestras bocas en un cauce
hasta que de
la brisa de tu aliento
se impregnen
para siempre mis entrañas.
Amar es una
envidia verde y muda,
una sutil y
lúcida avaricia.
Amar es
provocar el dulce instante
en que tu
piel busca mi piel despierta;
saciar a un
tiempo la avidez nocturna
y morir otra
vez la misma muerte
provisional,
desgarradora, oscura.
Amar es una
sed, la de la llaga
que arde sin
consumirse ni cerrarse,
y el hambre
de una boca atormentada
que pide más
y más y no se sacia.
Amar es una
insólita lujuria
y una gula
voraz, siempre desierta.
Pero amar es
también cerrar los ojos,
dejar que el
sueño invada nuestro cuerpo
como un río
de olvido y de tinieblas,
y navegar
sin rumbo, a la deriva:
porque amar
es, al fin, una indolencia.
Muy bello!
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