Glosa
incompleta en tres tiempos sobre un tema de amor
Salvado Novo
I
Dentro
de estos cuatro muros
pretendí
ocultar mi dicha:
Pero
el fruto, pero el aire
¿cómo
me los guardaría?
Hora
mejor que pospuse,
camino
que no elegí,
voces
que eran para mí,
destino
que no dispuse;
¡cómo
os volvisteis oscuros!
¡qué
amargo vuestro sabor
cuando
nos encerró mi amor
dentro
de estos cuatro muros!
Entre
tu aurora y mi ocaso
el
tiempo desparecía
y
era nuestra y era mía
sangre,
labio, vino y vaso.
En
perdurar se encapricha
mi
sombra junto a tu luz
y
bajo negro capuz
pretendí
ocultar mi dicha.
Pero
el fruto, pero el aire,
pero
el Tiempo que no fluya,
pero
la presencia tuya
fuerte,
joven, dulce, grande;
sangre
tuya en vena mía,
lazos
a instantes maduros,
dentro
de estos cuatro muros
¿cómo
me los guardaría?
II
Porque
a pesar de todas las pieles de becerro
una
camisa es casi tanto como una página
llorar
desesperadamente porque ocurrió lo que era de esperar.
Si
no tiene remedio,
al
principio era el único fin de mi existencia,
las
profesiones no son más que hábitos
y
ya nada es posible desde aquella noche apellidada.
No
me conoció cuando aparté la máscara de mi rostro
yo
no pedía más que su rumor
pero
me daba su compañía.
Se
quitaba la noche y la muerte y se moría
yo
me ahogaba en la alberca de su gimnasia
yo
envejecí definitivamente a su lado
y
mis ojos se cerraron ante los suyos.
Quise
marcar las fechas de su corazón,
pero
no sé ruso
y
la sábana era una estepa.
III
¡Apenas
si te reconozco!
Si
tu labio en el mío es como el mío mismo,
si
ya tu mano estéril no oprime ni rechaza
y
eres como el azogue que da mi propia luz.
¡Ay
de mí que amaba tu fuerza
si
la fuerza está toda en mi!
¡Ay
de mí que esperé la muerte
y
que te la di!
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