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lunes, 21 de abril de 2014

palomas como besos

Antes de brincar, el hombre se hizo la misma pregunta. Lo hizo de manera insistente. No era primavera. Ni siquiera verano. Un poco de lluvia. También unas cuantas palomas. Saltó porque en la historia dice que eso pasa. Alcanzó a las palomas. En realidad eran besos. El hombre lo sabría después. Cuando sus labios comenzaron a pudrirse. Cuando decidió no salir de su casa jamás.


Cada día. También cada semana. Se trata de hombres y mujeres. De besos. Los que se dan con los ojos cerrados. Y no se piensa. Te quedas en blanco. Un beso. Se trata de hombres y mujeres. Los besos se pudren en los labios. Vayan ustedes a saber dónde los avientan los solitarios tiernos. Aprovechen esos labios que ahora tienen enfrente. Yo acabo de tirar el montón de esta semana. Desde un balcón. Como palomas. Besos que no alcanzaron a ser. Ahí van. Tal vez y lleguen a donde tendrían que haber estado. Tal vez no. Eso es triste. Punto.

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