Odas
y germinaciones
Pablo
Neruda
I
El
sabor de tu boca y el color de tu piel,
piel,
boca, fruta mía de estos días veloces,
dímelo,
fueron sin cesar a tu lado
por
años y por viajes y por lunas y soles
y
tierra y llanto y lluvia y alegría
o
sólo ahora, sólo
salen
de tus raíces
como
a la tierra seca el agua trae
germinaciones
que no conocía
o
a los labios del cántaro olvidado
sube
en el agua el gusto de la tierra?
No
sé, no me lo digas, no lo sabes.
Nadie
sabe estas cosas.
Pero
acercando todos mis sentidos
a
la luz de tu piel, desapareces,
te
fundes como el ácido
aroma
de una fruta
y
el calor de un camino,
el
olor del maíz que se desgrana,
la
madreselva de la tarde pura,
los
nombres de la tierra polvorienta,
el
perfume infinito de la patria:
magnolia
y matorral, sangre y harina,
galope
de caballos,
la
luna polvorienta de la aldea,
el
pan recién nacido:
ay
todo de tu piel vuelve a mi boca,
vuelve
a mi corazón, vuelve a mi cuerpo,
y
vuelvo a ser contigo
la
tierra que tú eres:
eres
en mi profunda primavera:
vuelvo
a saber en ti cómo germino.
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