Sonetos postreros
I
Carlos Pellicer
Mi
voluntad de ser no tiene cielo;
sólo
mira hacia abajo y sin mirada.
¿Luz
de la tarde o de la madrugada?
Mi
voluntad de ser no tiene cielo.
Ni a penumbra de un hermoso duelo
ennoblece
mi carne afortunada.
Vida
de estatua, muerte inhabitada
sin
la jardinería de un anhelo.
Un
dormir sin soñar calla y sombrea
el
prodigioso imperio de mis ojos
reducido
a los grises de una aldea.
Sin
la ausencia presente de un pañuelo
se
van los días en pobres manojos.
Mi
voluntad de ser no tiene cielo.
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