Bueno,
¿y qué era? Todavía no lo sé. Me atraían sus ojos, su voz, su espalda, su boca, sus manos, su risa, su
cansancio, su timidez, su llanto, su franqueza, su pena, su confianza, su
ternura, su sueño, su paso, sus suspiros. Pero ninguno de estos rasgos bastaba
para atraerme compulsiva, totalmente. Cada atractivo se apoyaba en otro. Él me atraía como un todo, como una suma
insustituible de atractivos, acaso sustituibles.”
MB,
La Tregua
No hay comentarios.:
Publicar un comentario