En la noche
de tus manos
Alberto Ruy
Sánchez
La noche que guardas en la mano,
la noche que abres para acariciarme,
me cubre como un manto navegable.
Voy
hacia ti, lentamente.
En
la noche,
el
brillo de tus ojos me conduce.
Veo
tu rostro en ese sueño.
Veo
tu sonrisa.
Me
dices algo que no entiendo.
Te
ríes.
Entonces
me lo explicas con las manos,
tocándome.
Dibujas
tu nombre en mi vientre,
como
un tatuaje,
con
letras por ti inventadas,
que
son caricias.
Voy
hacia ti,
con
infinita paciencia,
como
si un inmenso mar entero
fuera
la medida de este viaje.
Voy
de la orilla de mi cuerpo al tuyo.
Tu
sonrisa es mi viento favorable.
La
noche en el hueco de tus manos
canta
como el mar, con furia.
Llenas
mi espalda con las huellas
de
un oleaje que entra suave
y
arañando se retira.
Entras
en mis oídos
dibujando
caracoles marinos:
dentro
llevo ya tus tormentas,
tus
ciclones,
tus
abismos.
Tus
voces bajan ya por mi garganta.
Entras
también en mis ojos con tu mirada:
los
tuyos tienen el color cambiante del agua.
Entras
en mi pecho con el tuyo:
la
piel protesta haciendo remolinos.
En
la orilla más baja de mi vientre
tus
caderas dejan,
una
y otra vez,
la
curva más violenta de tus olas:
bañas
mis playas,
las
golpeas y las devoras.
Tu
espuma y la mía se mezclan,
como
mis labios y los tuyos.
Tu cuerpo de agua canta.
Sus voces me llevan en su corriente.
En la noche de tus manos
visito todos tus sueños.
Déjame contarte con las manos los
míos.
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