Te
alcanza mi mirada. Luego mis pensamientos. Llego con mis manos. Te toco.
Hacemos al despertar una mitológica figura: dos cabezas, dos cuerpos,
entrelazados, te digo un poema al oído. Un mal poema. Los domingos son de mala
poesía. Qué importa. La auténtica poesía se escribe entre tus brazos y en lugar
de tinta, humedad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario