Los bares
del sur
Vicente Quirarte
De
gitana los ojos;
las
ojeras, victoria de la noche.
De
renovado mármol la epidermis.
Mascarones
de proa, los dos pechos
navegan
por el mar de los sargazos
entre
ardidos, piratas y sedientos.
Los
zapatos celestes, grande y honda la herida
del
taconear ligero y de la falda
que,
igual al escote de la blusa,
busca
el ojo cerrado del ombligo.
Y
esa risa alevosa, envolvente, cantarina,
chorro
de luna llena
en
el sol con muletas de los antros.
Engalanada
para la sed del Viernes,
tomas
posesión. A los peones ordenas
el
trópico en un vaso
y
ese ron que comienza el tiroteo
inunda
de llamas dulces tus entrañas.
Mides,
con regla de señora, tu dominio,
reina
de los plebeyos de la barra,
ángel
entre los torvos y sirenas.
Estela
de los bares, tú no esperas:
veinte
cerillos prenden tu cigarro
cuando
ya lo ha prendido tu bocaza,
en
pie de alta guerra tus carmines.
Acódate
y acábame. En tu primer cigarro,
une
a todas las divas de mi infancia.
Concédeme
la gracia
de
guardar en mis ojos tu antebrazo
donde
quince lunares se congregan
para
trazar la forma del caballo
donde
espero llevarte
a
cabalgar la noche.
Que
después la mañana nos disuelva.
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