De eso están hechos los lunes. No sabes cómo
llegas a ellos. Y es que suceden tantas cosas los fines de semana. Parece que
el tiempo ahí se detiene, se rompe, te toma por sorpresa y te cambia. Para bien
o para mal. Algo ocurre cuando se quiebra la rutina de la semana. No llegas
igual a un lunes. Eso me queda claro. Una dura lección por aprender. Luego
tomas decisiones. Llegas al lunes sin unas cuantas personas que decidiste por
bien tuyo mandar a la mierda. Te enamoras porque de eso también viven las
palabras (por muy cursi que se escuche). Te detienes. Piensas si vas en el
rumbo correcto. No importa. No permaneces inmóvil. ¡Uff, la vida es mucho más
compleja de lo que se piensa!, Tampoco sé por qué escribo esto aquí. Tal vez
pienso en voz alta. Y muevo mis manos…
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