Eso lo
entiendes. Y lo haces cada vez que se te ocurre. Entonces generas un amoroso
pensamiento. Es más sencillo de lo que parece. Te esfuerzas. Incluso te atreves
a escribir con los pocos recuerdos una historia que jamás pasarás a papel. De
esas que son muy personales. O quién sabe. A lo mejor esa historia la lees para
él mientras lo abrazas. Sí existe entonces la historia. También el pensamiento
amoroso. Basta cerrar los ojos. Así se escriben las historias que no se
cuentan. Aunque él debería estar aquí para escucharla.
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