Día doce, Llagado de su poesía
Gilberto
Owen
Tu
tronco de misterio es lo que me apuntala un cielo en ruinas.
Mis
ojos solos no podían ya evitarme su caída.
Me
enredo en sus raíces de lecturas mal soñadas,
me
agosto en su hojarasca de frustradas invenciones,
pero
tu tronco sobrevive a mis inviernos.
Lo
ven por fuera, retorcido, muerto, oscuro,
pero
hay una rendija para fisgar, y miro:
Yo
voy por sus veredas claustradas que ilumina
una
luz que no llega hasta las ramas
y
que no emana de las raíces,
y
que me multiplica, omnipresente,
en
su juego de espejos infinito.
Yo
cruzo sin respiro por su aire irrespirable
que
desnuda un prodigio en cada voz con sólo dibujar
y
en cada pensamiento con sentirlo.
Me
asomo a sus inmóviles canales y me miro
de
pájaro en el agua o de pez en el aire,
ahogándome
en las formas mutables de su esencia.
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