Día
tres, Al espejo
Gilberto Owen
Me quedo en
tus pupilas, sin convite a tu fiesta de fantasmas.
Adentro
todos trenzan sus efímeros lazos,
yo solo
afuera, y sin amor, mas prisionero,
yo, mozo de
cordel, con mi lamento, a tu ventana,
yo, nuevo
triste, yo, nuevo romántico.
Dentro de
ti, las nupcias de hielo al sol del árbol y la nube,
pareadas
risas que se pierden por perdidos senderos,
la
inevitable luna casi líquida,
el agua rota
en trinos y en su música un lirio y una abeja
en su estigma
y en su
aguijón tu anhelo de olvidarme.
Yo, en alta
mar de cielo
estrenando
mi cárcel de jamases y siempres.
Dentro de
ti, la casa, sus palmeras, su playa,
el mal
agüero de los pavos reales,
jaibas
bibliopiratas que amueblan sus guaridas con mis versos,
y al fondo
el amarillo amargo mar de Mazatlán
por el que
soplan ráfagas de nombres.
Mas si
gritan el mío responden muchos rostros que yo no conocía
o que borró
una esponja calada de minutos,
como el de ese párvulo que esta noche se
siente solo e íntimo
y que suele
llorar ante el retrato
de un
gambusino rubio que se quemó en rosales de sangre al mediodía.
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