Pero
cómo
Amos
Oz
Abandonarla,
dices, es fácil decirlo,
abandonarla
como un piloto de combate
que
abandona un avión
sin
control o en llamas. ¿Pero cómo se salta
de
un avión caído, hecho pedazos y oxidado
o
hundido en las profundidades del mar?
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