Retorno
Alí Chumacero
Donde estoy
nada queda
y existir es
vivir en tu recuerdo,
ver una luz
atravesando
el rumor
arrancado de un cadáver,
escuchar a
pesar del miedo
la palabra
de un niño que gemía
y tener en
las manos un hálito, un temblor
y un
profundo lamento ensombrecido.
Pensar en ti
no es pensar
con alguien
o con algo
sino
hundirme en mí mismo y mi principio,
como
llegando a un extremo donde fluyen
una
tranquilidad de corazón roído,
una amargura
de rencor oscuro,
un retornar
al hombre desgarrado,
y recordar
que el pensamiento muere
a través de
ese tiempo que a ti te pertenece,
sin más
impulso que tu desamparo,
como una
prolongada enfermedad,
como sonido
que flotara en un abismo.
Y todo vive
inútilmente:
adonde miro
allí me encuentro
en vano
espejo de mi soledad,
con simulado
rostro de Narciso
o humo que
pretende conservarse;
hallo sólo
tinieblas
y empiezo a
caminar por dentro de mi cuerpo,
y aquí te
palpo y me maldigo
porque
vuelves a ser, pero en recuerdo.
Vivo ahora
contigo y nada turba
la posesión
del tiempo en que viviste,
y nada ha de
cambiar mi pensamiento
cuando
pensar en ti es contemplar
mi propia
voz por sueños invadida
y dolerme de
haber creído en mí
como en algo
que existe fuera de todo tiempo,
de mí mismo
nutrido,
seguro de mi
voz.
Amarte hoy
sería desertar,
huir del
odio que por mí acreciento
bajo el
latido de mi corazón;
fuera negar
la luz que al rumor sobrevive,
o afirmar
que la flor
no crecerá
jamás en mis entrañas
con un sabor
de imagen prolongada
a través de
la carne,
sobre el
silencio húmedo del túmulo
de esta mi
soledad que resucita y me regresa
al desierto
en que siempre había creído.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario