Canción sin
tiempo
Emilio
Ballagas
I
Tú
En la pureza
de los círculos concéntricos
que crecen y
se evaden
desde
secretos puntos de armonía.
Tú, en el
minuto que conmemora
la dulzura
inefable del perfil
y la
inocencia de las manos unidas
en un solo
pulso,
en un salto
a otro espacio, en una sangre única.
Cielo de
aguas de olvido.
Frescor perezoso de palmeras inexistentes.
Fuente
recién abierta. Aguasangre
que a través
de las venas de la tierra
viene del
seno de una campesina,
nace en el corazón
de una madre
que canta
una canción de cuna
y brota en
ese punto donde se rompe
la vena más
débil y amorosa de la tierra.
Tú, desde el
cielo de la frente
hecha para
el vuelo de los más puros pensamientos,
hasta el
rastro de música apagada
que deja el
pie desnudo
en la arena
de una playa nocturna, aún
no
descubierta.
Las palabras
nos separan
y nos
demoran el amanecer de los besos.
La madrugada
de los ojos en los ojos.
Por eso el
dedo índice sobre mis labios
te construye
el silencio,
esa
atmósfera donde alientas
y que te
crea de nuevo,
deleitándose
en cada forma
con la
pasión de un escultor.
Por mi
silencio existes.
no necesitas
la realidad de la forma,
ni la piel,
ni el relieve de las venas…
ni el
contorno del labio superior.
Prescindes
ya del nombre.
yo espero
otro para nombrarte,
un nombre
que convenga a tu ser nuevo.
El nombre
que los ángeles pronuncian en voz baja
y aún no ha
abierto su flor al borde de mi oído.
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