XXVI
Gustavo
Adolfo Bécquer
Tú eras el
huracán y yo la alta
torre que
desafía su poder:
¡tenías que
estrellarte o que abatirme!
¡No podía
ser!
Tú eras el
océano y yo la enhiesta
roca que
firme aguarda su vaivén:
¡tenías que
romperte o que arrancarme!
¡No podía
ser!
Hermosa tú,
yo altivo: acostumbrados
uno a
arrollar, el otro a no ceder:
la senda
estrecha, inevitable el choque...
¡No podía
ser!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario