Exilio
Alejandra
Pizarnik
A Raúl Gustavo Aguirre
Esta
manía de saberme ángel,
sin
edad,
sin
muerte en qué vivirme,
sin
piedad por mi nombre
ni
por mis huesos que lloran vagando.
¿Y
quién no tiene un amor?
¿Y
quién no goza entre amapolas?
¿Y
quién no posee un fuego, una muerte,
un
miedo, algo horrible,
aunque
fuere con plumas,
aunque
fuere con sonrisas?
Siniestro
delirio amar a una sombra.
La
sombra no muere.
Y
mi amor
sólo
abraza a lo que fluye
como
lava del infierno:
una
logia callada,
fantasmas
en dulce erección,
sacerdotes
de espuma,
y
sobre todo ángeles,
ángeles
bellos como cuchillos
que
se elevan en la noche
y
devastan la esperanza.
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