Esta flor en
mis manos, repentina...
Salvador
Novo
Esta flor en
mis manos, repentina
alba en mi
noche estrellada
de mi sueño
nacida
¿me atreveré
a tocarla?
¿mereceré
siquiera profanar con mis ojos
la luz que
la revela?
El aire
desolado de la espera vacía,
el aire en
que no estaba ¡respiré tantos años!
El agua que
era muerta y clara y muda,
el agua
quieta y dócil, resignada,
humedece su
imagen luminosa.
A su labio
asomada
-¿por qué
milagro?- el agua se quema en su homenaje.
Estatua
derruida
en cenizas
la brasa consumida
con la
arcilla de ayer formó su vida.
¿Qué sino a
u fulgor puede mi noche
atesorar,
atónita, el sueño redivivo?
¿Qué voz
hallar, qué grito,
qué jubiloso
y asombrado canto
saludará su
aurora?
Tiendo hacia
ti mis manos de mendigo.
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