Mil veces
callo que romper deseo...
Francisco de
Quevedo
Mil veces
callo que romper deseo
el cielo a
gritos, y otras tantas tiento
dar a mi
lengua voz y movimiento,
que en
silencio mortal yacer la veo;
anda cual
velocísimo correo
por dentro
al alma el suelto pensamiento
con alto y
de dolor lloroso acento,
casi en
sombra de muerte un nuevo Orfeo.
No halla la
memoria o la esperanza
rastro de
imagen dulce y deleitable
con que la
voluntad viva segura:
cuanto en mí
hallo es maldición que alcanza,
muerte que
tarda, llanto inconsolable,
desdén del Cielo, error de
la ventura.
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