Y no tengo ganas de nada más que de cerrar los ojos, apretar muy fuerte
los labios y dejar correr las lágrimas, quién tuviera tantos ojos como aquel
árbol vigilante… quizás el alma se desahogaría más pronto. Cuando alguien de verdad se va se muere escribiste, pero no estás
muerta sólo decidiste no estar y qué putas hace uno con los recuerdos rancios
que llegan a la memoria en el momento menos oportuno, cuando el sabor a
chocolate lo cubría todo, cuando al lado estaba mi sonrisa favorita, pasó girando suave ese recuerdo, hiriente
dejando al mundo de rodillas…
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