"...que
la Historia se lee con todo el cuerpo y cada quien lo hace a su manera, a su
gusto. Que la Historia es un tremendo placer oral. Más de los labios y de la
lengua que de los dientes. Que la Historia tiene 'sazón': ese toque muy
personal, corporal, de quien la prepara contándola, y que con su sazón toca el
paladar de quien la escucha".
A. Ruy
Sánchez, Nueve veces el asombro.
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