Para
entonces
Miguel Gutiérrez
Nájera
Quiero morir
cuando decline el día,
en alta mar
y con la cara al cielo,
donde
parezca sueño la agonía
y el alma un
ave que remonta el vuelo.
No escuchar
en los últimos instantes,
ya con el
cielo y con el mar a solas,
más voces ni
plegarias sollozantes
que el
majestuoso tumbo de las olas.
Morir cuando
la luz triste retira
sus áureas
redes de la onda verde,
y ser como
ese sol que lento expira;
algo muy
luminoso que se pierde.
Morir, y
joven; antes que destruya
el tiempo
aleve la gentil corona,
cuando la
vida dice aún: «Soy tuya»,
aunque
sepamos bien que nos traiciona.
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