XXV
Federico
García Lorca
Tú
eras el huracán y yo la alta
torre
que desafía su poder:
¡tenías
que estrellarte o que abatirme!
¡No
podía ser!
Tú
eras el océano y yo la enhiesta
roca
que firme aguarda su vaivén:
¡tenías
que romperte o que arrancarme!
¡No
podía ser!
Hermosa
tú, yo altivo: acostumbrados
uno
a arrollar, el otro a no ceder:
la
senda estrecha, inevitable el choque...
¡No
podía ser!
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