XXV
Federico
García Lorca
Cuando
miro el azul horizonte
perderse
a lo lejos,
al
través de una gasa de polvo
dorado
e inquieto,
me
parece posible arrancarme
del
mísero suelo
y
flotar con la niebla dorada
¡en
átomos leves
cual
ella desecho!
Cuando
miro de noche en el fondo
oscuro
del cielo
las
estrellas temblar como ardientes
pupilas
de fuego,
me
parece posible a dó brillan
subir
en un vuelo,
y
anegarme en su luz, y con ellas
en
lumbre encendido
fundirme
en un beso.
En
el mar de la duda en que bogo
ni
aún sé lo que creo;
sin
embargo estas ansias me dicen
que
yo llevo algo
divino
aquí dentro.
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