Balada de lo
que no vuelve
Vicente
Huidobro
Venía hacia
mí por la sonrisa
Por el
camino de su gracia
Y cambiaba
las horas del día
El cielo de
la noche se convertía en el cielo del amanecer
El mar era
un árbol frondoso lleno de pájaros
Las flores
daban campanadas de alegría
Y mi corazón
se ponía a perfumar enloquecido
Van andando
los días a lo largo del año
¿En dónde
estás?
Me crece la
mirada
Se me
alargan las manos
En vano la
soledad abre sus puertas
Y el
silencio se llena de tus pasos de antaño
Me crece el
corazón
Se me
alargan los ojos
Y quisiera
pedir otros ojos
Para
ponerlos allí donde terminan los míos
¿En dónde
estás ahora?
¿Qué sitio
del mundo se está haciendo tibio con tu presencia?
Me crece el
corazón como una esponja
O como esos
corales que van a formar islas
Es inútil
mirar los astros
O interrogar
las piedras encanecidas
Es inútil
mirar ese árbol que te dijo adiós el último
Y te
saludará el primero a tu regreso
Eres
sustancia de lejanía
Y no hay
remedio
Andan los
días en tu busca
A qué seguir
por todas partes la huella de sus pasos
El tiempo
canta dulcemente
Y si mis
ojos os dicen
Cuánta vida
he vivido y cuánta muerte he muerto
Ellos
podrían también deciros
Cuánta vida
he muerto y cuánta muerte he vivido
¡Oh mis
fantasmas! ¡Oh mis queridos espectros!
La noche ha
dejado noche en mis cabellos
¿En dónde
estuve? ¿Por dónde he andado?
¿Pero era
ausencia aquélla o era mayor presencia?
Cuando las
piedras oyen mi paso
Sienten una
ternura que les ensancha el alma
Se hacen
señas furtivas y hablan bajo:
Allí se
acerca el buen amigo
El hombre de
las distancias
Que viene
fatigado de tanta muerte al hombro
De tanta
vida en el pecho
Y busca
donde pasar la noche
Heme aquí
ante vuestros limpios ojos
Heme aquí
vestido de lejanías
Atrás
quedaron los negros nubarrones
Los años de
tinieblas en el antro olvidado
Traigo un
alma lavada por el fuego
Vosotros me
llamáis sin saber a quién llamáis
Traigo un
cristal sin sombra un corazón que no decae
La imagen de
la nada y un rostro que sonríe
Traigo un
amor muy parecido al universo
La Poesía me
despejó el camino
Ya no hay
banalidades en mi vida
¿Quién guió
mis pasos de modo tan certero?
Mis ojos
dicen a aquellos que cayeron
Disparad
contra mí vuestros dardos
Vengad en mí
vuestras angustias
Vengad en mí
vuestros fracasos
Yo soy
invulnerable
He tomado mi
sitio en el cielo como el silencio
Los siglos
de la tierra me caen en los brazos
Yo soy
amigos el viajero sin fin
Las alas de
la enorme aventura
Batían entre
inviernos y veranos
Mirad cómo
suben estrellas en mi alma
Desde que he
expulsado las serpientes del tiempo oscurecido
¿Cómo
podremos entendernos?
Heme aquí de
regreso de donde no se vuelve
Compasión de
las olas y piedad de los astros
¡Cuánto
tiempo perdido! Este es el hombre de las lejanías
El que daba
vuelta las páginas de los muertos
Sin tiempo
sin espacio sin corazón sin sangre
El que
andaba de un lado para otro
Desesperado
y solo en las tinieblas
Solo en el
vacío
Como un
perro que ladra hacia el fondo de un abismo
¡Oh
vosotros! ¡Oh mis buenos amigos!
Los que
habéis tocado mis manos
¿Qué habéis
tocado?
Y vosotros
que habéis escuchado mi voz
¿Qué habéis
escuchado?
Y los que
habéis contemplado mis ojos
¿Qué habéis
contemplado?
Lo he
perdido todo y todo lo he ganado
Y ni
siquiera pido
La parte de
la vida que me corresponde
Ni montañas
de fuego ni mares cultivados
Es tanto más
lo que he ganado que lo que he perdido
Así es el
viaje al fin del mundo
Y ésta es la
corona de sangre de la gran experiencia
La corona
regalo de mi estrella
¿En dónde
estuve en dónde estoy?
Los árboles
lloran un pájaro canta inconsolable
Decid ¿quién
es el muerto?
El viento me
solloza
¡Qué
inquietudes me has dado!
Algunas
flores exclaman
¿Estás vivo
aún?
¿Quién es el
muerto entonces?
Las aguas
gimen tristemente
¿Quién ha
muerto en estas tierras?
Ahora sé lo
que soy y lo que era
Conozco la
distancia que va del hombre a la verdad
Conozco la
palabra que aman los muertos
Este es el
que ha llorado el mundo el que ha llorado resplandores
Las lágrimas
se hinchan se dilatan
Y empiezan a
girar sobre su eje
Heme aquí
ante vosotros
Cómo
podremos entendernos Cómo saber lo que decimos
Hay tantos
muertos que me llaman
Allí donde
la tierra pierde su ruido
Allí donde
me esperan mis queridos fantasmas
Mis queridos
espectros
Mirad me os
amo tanto pero soy extranjero
¿Quién salió
de su tierra
Sin saber el
hondor de su aventura?
Al desplegar
las alas
El mismo no
sabía qué vuelo era su vuelo
Vuestro
tiempo y vuestro espacio
No son mi
espacio ni mi tiempo
¿Quién es el
extranjero? ¿Reconocéis su andar?
Es el que
vuelve con un sabor de eternidad en la garganta
Con un olor
de olvido en los cabellos
Con un sonar
de venas misteriosas
Es este que
está llorando el universo
Que
sobrepasó la muerte y el rumor de la selva secreta
Soy
impalpable ahora como ciertas semillas
Que el
viento mismo que las lleva no las siente
Oh Poesía
nuestro reino empieza
Este es
aquel que durmió muchas veces
Allí donde
hay que estar alerta
Donde las
rocas prohíben la palabra
Allí donde
se confunde la muerte con el canto del mar
Ahora vengo
a saber que fui a buscar las llaves
He aquí las
llaves
¿Quién las
había perdido?
¿Cuánto
tiempo ha que se perdieron?
Nadie
encontró las llaves perdidas en el tiempo y en las brumas
¡Cuántos
siglos perdidas!
Al fondo de
las tumbas
Al fondo de
los mares
Al fondo del
murmullo de los vientos
Al fondo del
silencio
He aquí los
signos
¡Cuánto
tiempo olvidados!
Pero
entonces amigo ¿qué vas a decirnos?
¿Quién ha de
comprenderte? ¿De dónde vienes?
¿En dónde
estabas? ¿En qué alturas en qué profundidades?
Andaba por
la Historia del brazo con la muerte
Oh hermano
nada voy a decirte
Cuando hayas
tocado lo que nadie puede tocar
Más que el árbol
te gustará callar
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