Madrigal
Luis G.
Urbina
Déjame amar
tus claros ojos. Tienen
lejanías sin
fin, de mar y cielo,
y sus
fulgores apacibles vienen
hasta mi
corazón como un consuelo.
Deja que con
tus ojos, se iluminen
mis viejas
sombras y se vuelvan flores;
deja que con
tus ojos se fascinen,
como aves de
leyenda, mis dolores.
Que vea en
ellos astros errabundos,
que en ellos
sueñe inexplorados mundos
que en ellos
bañe mi melancolía...
Son tristes,
luminosos y profundos,
como puestas
de sol, amada mía.....
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