Vamos a
celebrar que este fue un sonriente domingo, que vino de un buen sábado, precedido
de un horrendo viernes. Vamos a celebrar que el asombro aún nos asiste cuando
el cielo se pinta de morado, cuando a media caminata maripositas blancas nos
rodean, cuando uno puede decir: lo siento, no. Vamos a celebrar la delicia de las mandarinas comidas al pie de la fuente.
Días
para huir de la ciudad, así titularemos el álbum, le quedan pocos días al
año y muchos planes para huidas que sanen la memoria atiborrada de nostalgia.
Me ha gustado el escapar, dejar atrás la noche como si alguien acechara y
estuviera a punto de cerrar el paso.
La petición de dejar las maletas quietas, de intentar… mi negación a ambas, la discusión del por qué, la respuesta al para qué; momentos que se quedan suspendidos, porque quizá algunos tengan algo de razón en aquello de que no se puede salvar lo que nunca fue; en que intentar vale la pena. También puede que no tengan razón, porque no saben el por qué de mucho de lo que inunda el corazón y corre por las mejillas. Por hoy bastará con decir que es domingo, que la ciudad estaba aquí, quieta y fría cuando volvimos. Bastará con decir que respiramos… que atardeció en tus labios, que hay tanto que arreglar y que nada estará bien.
La petición de dejar las maletas quietas, de intentar… mi negación a ambas, la discusión del por qué, la respuesta al para qué; momentos que se quedan suspendidos, porque quizá algunos tengan algo de razón en aquello de que no se puede salvar lo que nunca fue; en que intentar vale la pena. También puede que no tengan razón, porque no saben el por qué de mucho de lo que inunda el corazón y corre por las mejillas. Por hoy bastará con decir que es domingo, que la ciudad estaba aquí, quieta y fría cuando volvimos. Bastará con decir que respiramos… que atardeció en tus labios, que hay tanto que arreglar y que nada estará bien.
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