El paraíso
sobre los tejados
Cesare
Pavese
Será
un día tranquilo, con una luz fría
como
el sol que levanta o que muere, y el cristal
cerrará
el aire sucio del cielo exterior.
Nos
despertarán un día, de una vez para siempre,
en
la tibieza del último sueño: la sombra
será
tal la tibieza. Llenará la habitación,
por
el gran ventanal, un cielo aún más grande.
Desde
la escalera que se subió un día para siempre
no
llegarán más voces ni más rostros muertos.
No
será necesario abandonar el lecho.
Sólo
el alba entrará en la estancia vacía.
Bastará
la ventana para vestirlo todo
de
una tranquila claridad, casi como una luz.
Pondrá
una sombra pálida sobre el rostro supino.
Los
recuerdos serán como grumos de sombra
aplastados
igual que vieja brasa
en
el camino. El recuerdo será como una llama
que
aun hasta ayer mordía los apagados ojos.
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