Tanta
es tu indiferencia que mueres por una llamada mía, por un mensaje, otra
dedicatoria, otras palabras, mis besos en tu espalda. Y tanta es tu
indiferencia que te lo pierdes, nos perdemos, día con día ahogamos nuestras
tristezas, nos olvidamos. Tanta es ahora nuestra indiferencia. Nadie hará nada
por detenerla. ÓG.
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