Afterglow
Jorge Luis Borges
Siempre es
conmovedor el ocaso
por
indigente o charro que sea,
pero más
conmovedor todavía
es aquel
brillo desesperado y final
que
herrumbra la llanura
cuando el
sol último se ha hundido.
Nos duele
sostener esa luz tirante y distinta,
esa
alucinación que impone al espacio
el unánime
miedo de la sombra
y que cesa
de golpe
cuando
notamos su falsía,
como cesan
los sueños
cuando
sabemos que soñamos.
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