Canto
Cósmico
(fragmentos)
Ernesto
Cardenal
Venidos
de estrellas lejanas
son
los de nuestro planeta.
Todos
los cuerpos celestes sólidos o gaseosos
están
compuestos de carbono, oxígeno, nitrógeno y metales
en
la misma proporción que la tierra.
¿Son
sólo para mirarse las estrellas?
Tanta
materia extraterrestre ha caído sobre la tierra
que
tal vez el suelo que pisamos es extraterrestre.
De
las profundidades del cosmos.
Ciudadanos
del universo por nuestra tierra
que
es un cuerpo celeste entre los otros.
Y
la conciencia en incontables puntos del universo.
1.000.000.000.000.000.000.000
de estrellas
en
el universo explorable.
Fiesta
de fuegos artificiales
tal
vez un millón de sistemas planetarios.
Nuevas
estrellas naciendo de la tenue nube de hidrógeno.
Soles
con su tierra.
Un
universo común.
Uno,
sin compañía, en un punto de la superficie
de
un planeta pequeño
de
una estrella modesta en las afueras de una de las galaxias.
Otean
los telescopios el remoto universo,
y
gigantescas antenas tratan de escucharlo.
¿Un
espacio carente de sentido? ¡Un
universo
común!
La
seguridad de no estar solos en el cosmos.
La
luz cambia de color hacia el rojo
mientras
se alejan más y más aprisa las lejanas galaxias
y
las ondas de radio se alargan y alargan
como
se hace más grave
el
silbido de un tren alejándose.
Y
mientras más lejana una galaxia mayor
su
cambio hacia el rojo y por tanto
mayor
su velocidad de retroceso.
Este
retroceso de las galaxias
más
y más hacia el rojo en el espectro,
mayor
y mayor longitud de onda
(tren
que se aleja)
sugiere
una explosión primordial,
indica
una
unión primordial, y una
explosión
común.
Explosión
hace 20.000 millones de años.
Aún
ha quedado un vago rumor de esa explosión,
ondas
de radio venidas de las profundidades del espacio,
algo
que se percibe en la televisión, dicen,
cuando
está a todo volumen sin ningún canal.
Como
mil millones de galaxias han visto los telescopios
en
un área de mil millones de años luz.
Trenes
en la noche alejándose de una estación.
El
silbido es más agudo al acercarse
y
es más grave cuando se va alejando.
Primero
una infinita condensación de la materia.
Y
del matrimonio de protones con neutrones
se
produjo la vida.
¿Qué
hay en una estrella? Nosotros mismos.
Todos
los elementos de nuestro cuerpo y del planeta
estuvieron
en las entrañas de una estrella.
Somos
polvo de estrellas.
Hace
15.000.000.000 de años éramos una masa
de
hidrógeno flotando en el espacio, girando lentamente, danzando.
Y
el gas se condensó más y más
cada
vez con más y más masa
y
la masa se hizo estrella y empezó a brillar.
Condensándose
se hacían calientes y luminosas.
La
gravitación producía energía térmica: luz y calor.
Como
decir amor.
Nacían,
crecían y morían las estrellas.
(....)
Seres
esencialmente cósmicos:
No
podemos excluir a la tierra de la eternidad.
Esas
luces allá arriba, la Jerusalén Celestial.
Si
en matemáticas son infinitos los números,
los
pares y los impares
¿por
qué no una belleza infinita y un amor infinito?
Es
una constante en la naturaleza
la
belleza.
De
ahí la poesía: el canto y el encanto por todo cuanto existe.
La
tierra podría haber sido igual
de
funcional, de práctica,
sin
la belleza. ¿Por qué pues?
Todo
ser es suntuario. ¿Necesario acaso que dieras
tan
lujosísimas joyas
a
tan efímeros peces
saltando
este atardecer en el plan del bote?
Ámame,
y si soy nada,
seré
una nada con tu belleza en ella refractada.
Al
fin y al cabo de la nada nació todo, nada vacía llena toda ella
de
urgencia de ser.
Amor
ciertamente fuera de este mundo sublunar.
Con
esta vocación de algunos de un amor sin cromosomas...
Tu
belleza te permite ser tirano.
Mirando
en la noche esos mundos lejanos,
lejanos
también en el pasado.
Estrellas
del pasado. (Y el tiempo
es
distinto para cada una de ellas.)
Alfa
de Orión 5.000 veces más brillante que el sol.
(...)
Los
cuerpos celestes
y
los nuestros.
«Estrellas
caminantes» -los caldeos. (A las no fijas.)
En
griego caminante es planetes, así que
habitamos
una estrella caminante.
Los
hombres que formamos el Hombre
o
mejor dicho formaremos.
O
tenemos por delante solamente
un
planeta pelado como Marte.
Una
nube en forma de hongo levantándose lentamente
en
el horizonte...
La
Guerra de las Galaxias que llamó el Wall Street Journal
«Dólares
caídos del cielo».
Wall
Street Journal Neandertal.
Pero
no. Tenemos por ejemplo
la
evolución del tiburón primitivo hasta convertirse en paloma.
El
instinto de muerte en el hombre
no
es heredado de antecesores animales.
También
la biología enseña:
los
animales pacíficos son favorecidos por la selección.
Los
grupos asesinos dentro de una misma especie no prosperan.
(Somozas,
Pinochet, etc.) Los gorilas son meditabundos,
les
gusta pasar el tiempo en contemplación.
Que
la solución de todos los problemas sociales de China
era
el amor
fue
descubierto 5 siglos antes de nuestra era.
La
ayuda del hombre al hombre
que
para Plinio es Dios.
La
encarnación de Dios en nuestra biología.
En
nuestra condición todavía de mamíferos.
Jesús:
con los cromosomas de Adán...
A
sólo 1 millón de años del Pithecanthropus erectus.
El
gobierno enraizado en el cielo que decía Confucio.
No
los dólares del cielo.
Hemos
dejado excremento en bolsas plásticas en la luna.
Ya
antes conocieron el mes lunar los mayas
errando
sólo 34 segundos.
34
segundos
en
un tiempo para ellos infinito, sin principio ni fin.
Los
enemigos de la evolución (Somoza etc.)
Contra-evolucionarlos.
¿Cómo
puede haber desempleo en el planeta?
Pero
hay una torre que queremos construir, decía Chuang-Tsé
que
llegue hasta el infinito.
Comemierdas
contraevolucionarios.
En
aquel día hasta la belleza física será igualitaria.
(...)
Seguir
viaje.
Y
aquel viaje muy jodido.
La
telefoneada inesperada de Managua
a
la última isla de las Antillas:
«Ernesto,
murió Laureano»
En
el vuelo Trinidad-Barbados-Jamaica-Habana-Managua
mirando
mar, y mar, no podía pensar en otra cosa.
Ya
que hemos nacido desahuciados
lo
mejor es morir Héroe y Mártir
como
vos moriste.
Claro
que hubiera sido mejor que no murieras nunca,
con
tal que tu esposa y tus hijos y tus amigos y el mundo entero
no
murieran nunca.
Cuando
lo bauticé de 20 años en Solentiname
porque
quería pasar de su protestantismo alienado de allí
a
nuestro cristianismo revolucionario
no
quiso tener un padrino y una madrina
todo
el Club juvenil campesino fueron sus padrinos y madrinas.
Sobre
todo su obsesión por la Revolución.
Fascinado
con el marxismo pero sin querer nunca leerlo.
Muy
inteligente, pero sin querer formarse intelectualmente.
La
persona más mal hablada que he conocido.
Pero
el que decía las «malas palabras» con más pureza.
Una
vez, comentando el Evangelio en la misa:
«Esos
magos la cagaron llegando donde Herodes».
O,
sobre la Santísima Trinidad (su resumen):
«Los
tres jodidos son uno solo».
La
noche que me confesó frente a la calmura del lago:
«Ya
no creo en Dios ni en ninguna de esas mierdas.
Creo
en Dios pero para mí Dios es el hombre».
Pero
siempre quiso ser mi monaguillo en la misa.
Nadie
le podía quitar ese puesto.
Su
expresión más frecuente: ME VALE VERGA.
Hijo
mío y hermano Laureano,
hijo
indócil y cariñoso
como
todo hijo con su padre
y
como además yo no era tu verdadero padre
fuiste
sobre todo mi hermano
hermano
bastante menor en años
pero
sobre todo compañero
¿esa
palabra te gusta más verdad?
La
que más amabas después de la palabra Revolución.
Compañero
Sub-Comandante Laureano,
jefe
de los Guarda Fronteras:
Digo
junto con vos, que nos vale verga la muerte.
No
quería hacer este pasaje.
Pero
me dirías en aquel tu lenguaje poético de aquellas misas
traducido
después a tantos idiomas, hasta el japonés
(les
costará traducirte)
«Poeta
hijueputa decí a esos jodidos mis compañeros de Solentiname
que
me mataron los contrarrevolucionarios hijos de la gran puta
pero
que me vale verga».
Como
aquel «que se rinda tu madre» de Leonel.
Siempre
me decías allá que querías ya irte a la guerrilla.
Y
yo: «Con tu indisciplina allí te fusilan».
Hasta
que se cumplió tu sueño con el asalto a San Carlos.
«Aquí
los vamos a joder a estos jodidos».
Las
balas que te tiraban los guardias. Y tu relato después:
«¡pas!
¡pas! ¡pas! ¡Puta! Allí fue cuando me sentí muerto».
Pendenciero,
fiestero, mujerero,
rebosante
de vida pero sin temer la muerte.
Poco
antes de morir me había dicho tranquilo en Managua:
«Allí
es encachimbado. Cualquier día yo puedo morir en una emboscada».
No
has dejado de existir:
Has
existido siempre
y
existirás siempre
(no
sólo en éste,
en
todos los universos).
Pero
es cierto,
una
sola vez viviste,
pensaste,
amaste.
Y
ahora estás muerto.
Es
estar digamos como la tierra, o la piedra, que es lo mismo,
«la
piedra dura porque esa ya no siente».
Pero
no, nada de piedra dura,
sí
estás sintiendo,
más
allá de la velocidad de la luz
del
final del espacio que es el tiempo,
totalmente
consciente,
dentro
de la conciencia
vivicísima
de
todo lo existente.
LAUREANO
MAIRENA ¡PRESENTE!
El
jodido avión retrasándose en cada escala.
Ya
era muy noche en el mar. Yo no podía dejar de pensar...
Yo
quisiera morir como vos hermano Laureano
y
mandar a decir desde lo que llamamos cielo
«Rejodidos
hermanos míos de Solentiname, me valió verga la muerte».
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