Poema donde amor dice...
Alí Chumacero
Eres el
tallo que los ojos hiere
murmurando
una luz anochecida;
eres
aliento encadenado al fuego,
paloma
navegando en la mirada
con
inocencia de disuelto aroma.
Eres
perfume espeso, flor vencida,
caricia
de un aroma enamorado;
eres
espacio donde se origina
un
oscuro gemido prisionero,
como
latido de ala en el rocío.
Eres
lenta penumbra que los labios
cruza en
silencio; apenas leve huella
de un
sabor a la sombra derramado;
espuma
prisionera en su cristal,
hecha
sonido, luz, aroma y pluma.
Eres tal
un murmullo transparente
en
temblorosa vibración vertido;
eres
flor de aire que navega incierta
como
sonoro viaje hacia el oído
o aleteo
herido de azucena.
Eres
aroma preso entre mis manos
hasta
decir caricia fugitiva;
una
huida paloma sobre el cuerpo,
al
contacto del mío temblorosa,
bajo el
cálido vuelo de mi tacto.
Mas cruzas
como un sueño desnudado,
fugaz
como el correr del agua pura;
sueño
que se desborda de su forma,
última
espuma que en tu piel murmura
la
postrera fatiga del deseo.
Sólo un
aroma erige la blancura
o aurora
de tu voz acariciada,
así de
alba es la antigua ola
que
urdida en sal y caracol asciende
y
después en afán queda anegada.
Así
también mis labios en silencio
reciben
el murmullo de tu piel,
al oír a
las alas de tus poros
convertirse
en alientos y gemidos
y en un
suave sudor de flor tranquila.
Entonces
ya no labios, sino oídos
ardientes
para asirte y contemplarte,
como a
estatua bañada por la música
de una
tristeza o ángel deslizado
que
mordiera tu imagen silenciosa.
Porque
el tacto ilumina tu desnudo
que a su
trémulo encuentro se ha mudado
en sal,
paloma, vuelo, rosa y llama,
y oye
cómo por tu piel florece
y madura
la sombra de la muerte.
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