Nos
amábamos. Era nuestro destino. También yo lo creía entonces. Pero ahora ya no
sé en qué creer. No estoy quejándome, sólo constato un hecho. Ahora estoy
inmerso en el vacío. Y he de seguir así. No existe ya destino. Sólo hechos
sucesivos a los que se les da el sentido que uno cree que tienen. Impulsos y
yerros, como el más común de los mortales.
Raymond
Carver
No hay comentarios.:
Publicar un comentario