Día diez, Llagado de su sonrisa
Gilberto Owen
Ya no va a
dolerme el mar,
porque conocí la
fuente.
!Qué dura herida
la de su frescura
sobre la brasa de
mi frente!
Como a la mano
hecha a los espinos
la hiere con su
gracia la rosa inesperada,
así quedó mi duelo
crucificado en tu
sonrisa.
Ya no va a
dolerme el viento,
porque conocí la
brisa.
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