Al cielo
Vicente Aleixandre
El puro azul ennoblece
mi corazón. Sólo tú, ámbito
altísimo
inaccesible a mis labios, das
paz y calma plenas
al agitado corazón con que
estos años vivo.
Reciente la historia de mi
juventud, alegre todavía
y dolorosa ya, mi sangre se
agita, recorre su cárcel
y, roja de oscura hermosura,
asalta el muro
débil del pecho, pidiendo tu
vista,
cielo feliz que en la mañana
rutilas,
que asciendes entero y
majestuoso presides
mi frente clara, donde mis
ojos te besan.
Luego declinas, ¡oh sereno,
oh puro don de la altura!,
cielo intocable que siempre
me pides, sin cansancio, mis besos,
como de cada mortal,
virginal, solicitas.
Sólo por ti mi frente pervive
al sucio embate de la sangre.
Interiormente combatido de la
presencia dolorida y feroz,
recuerdo impío de tanto amor
y de tanta belleza,
una larga espada tendida como
sangre recorre
mis venas, y sólo tú, cielo
agreste, intocado,
das calma a este acero sin
tregua que me yergue en el mundo.
Baja, baja dulce para mí y da
paz a mi vida.
Hazte blando a mi frente como
una mano tangible
y oiga yo como un trueno que
sea dulce una voz
que, azul, sin celajes, clame
largamente en mi cabellera.
Hundido en ti, besado del
azul poderoso y materno,
mis labios sumidos en tu
celeste luz apurada
sientan tu roce meridiano, y
mis ojos
ebrios de tu estelar
pensamiento te amen,
mientras así peinado
suavemente por el soplo de los astros,
mis oídos escuchan al único
amor que no muere.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario