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sábado, 21 de septiembre de 2013

A veces hay que pararse bajo la lluvia

Llovizna

Arde la piel y buscan todas tus caricias
los encendidos arrebatos de su piel
y las estrellas vigilantes vieron frías
angosta estela de la barca en que se fue.

A veces piensas que le olvidas y te animas
algunas otras, no lo puedes resistir,
lo cierto es que el dolor te rodeo con sus espinas
y tu tan solo no volviste a sonreír.

Recordaras otras estrellas, otros cielos
hasta otras noches más gratas recordaras
y entre el constante ir y venir de los recuerdos
te va empujando la marea por donde vas.

A dónde irás para escaparte de ti misma
qué blanca arena sanará tu corazón,
yo solo sé de oscuridades de lloviznas
luego depuse de todo siempre brilla el sol.

Así es amar, querida mía sin esperanza
por eso el alma sólo se entrega una vez,
después la vida nos traiciona la confianza
y uno no vuelve a ser aquello que un día fue.

Y fluya el dulce melodioso de tu llanto
suspiro y viento que agitan al corazón
porque llorando se remiendan los quebrantos
y la sal cura las heridas que ha sufrido la ilusión;
por eso el mar es el refugio de los tristes
por eso el cielo azul no cabe en mi canción
esta canción que sólo quiere ser llovizna
que se derrame venturosa refrescando tu dolor.

Recordaras otras estrellas, otros cielos
 hasta otras noches más gratas recordaras
y entre el constante ir y venir de los recuerdos
te va empujando la marea por donde vas.

A dónde irás para escaparte de ti misma
qué blanca arena sanará tu corazón
yo sólo sé de oscuridades de lloviznas
luego después de todo siempre brilla el sol.

Fernando Delgadillo
De vuelos y de sol

1995

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