Yo creía que este destierro
en que vivo no iba a ser tan difícil. Quisiera encontrar las palabras para
explicarte cuánta falta me haces y cómo quisiera que se acortaran los días para
que pueda estar junto a ti. No, nunca creí que el amor que te fuera a tener me
atormentara tanto. Ahora me conformo con tus cartas, con esos pedacitos de tu
pensamiento, y beso tu nombre y las palabras allí escritas con tus manos tan
dulcemente queridas.
Juan Rulfo, Aire de las colinas.
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