Así
pasa, hay personas que se despiden de tu vida antes de partir, así con una vana
oración que apaga la fe. Te recuerdo con un cariño que sabe a ríos saldos que
cruzan el rostro; esta noche está todo el peso del adiós, como el peso de la
tierra que te va a cubrir para siempre, cómo el peso de saber que no te dije
palabra alguna en meses.
A
veces los caminos que elegimos nos separan de personas importantes, importantes
porque son el inicio, son el pasado, eras mi abuela. Yo era tu "cleta", yo era la
de las conchas con nata; tú la del dedo dislocado, la de la cara apacible, la
que yo pensé que siempre estaría.
No
voy a estar ahí, un cuerpo frío no eres tú, tanto llanto no alcanza para
inundar el vacío que dejas; no voy a estar para ver cómo te traga la tierra, no
voy a estar porque tú no estás, lo demás que nos importan.
Te
despediste de mi vida antes de partir, nunca te lo dije, sólo me alejé, te
despidieron tus palabras, esas que dijiste al calor del coraje, de la
frustración, de lo que haya sido, esas que hoy quiero olvidar para saber que
estas lágrimas son de tristeza, para poder decirte adiós, ahora que te llegó la
hora de partir.