Translate

viernes, 31 de enero de 2014

Y con sueño de nuevo se volvió lentamente adonde nadie sabe de nadie.

No intentemos el amor
Luis Cernuda

Aquella noche el mar no tuvo sueño.
Cansado de contar, siempre contar a tantas olas,
quiso vivir hacia lo lejos,
donde supiera alguien de su color amargo.

Con una voz insomne decía cosas vagas,
barcos entrelazados dulcemente
en un fondo de noche,
o cuerpos siempre pálidos, con su traje de olvido
viajando hacia nada.

Cantaba tempestades, estruendos desbocados
bajo cielos con sombra,
como la sombra misma,
como la sombra siempre
rencorosa de pájaros estrellas.

Su voz atravesando luces, lluvia, frío,
alcanzaba ciudades elevadas a nubes,
cielo Sereno, Colorado, Glaciar del infierno,
todas puras de nieve o de astros caídos
en sus manos de tierra.

Mas el mar se cansaba de esperar las ciudades.
Allí su amor tan sólo era un pretexto vago
con sonrisa de antaño,
ignorado de todos.

Y con sueño de nuevo se volvió lentamente
adonde nadie
sabe de nadie.

Adonde acaba el mundo.

Me habita tu beso, tu sed de mí

Un beso iluminado

Alberto Ruy Sánchez

El círculo perfecto
del amor
es un ámbito,
un lugar inesperado
de geografía fugaz,
una aventura,
un incesante regreso.

Un beso iluminado
extiende suavemente
su calor
a todo el cuerpo.
La sangre le ayuda
con su secreto ritmo acelerado.
Un beso fugaz,
que en su lentitud
ritmada
sabe volverse eterno,
beso promesa
de otro beso
y otro más:
que misteriosamente
es el primero.
Besos que cuando se van
regresan.
Despiertan en la piel
ecos profundos
de besos
que vendrán.
Me habita tu beso,
tu sed de mí,
tu mano posesiva,
tu cuerpo voraz,
tu grito,
tu sabor a mar
tu beso.
Al círculo perfecto
del amor
se entra sin duda
por tu boca.

Suena,
huele,
sabe

a ese beso.

jueves, 30 de enero de 2014

así las cosas hoy...

Trazamos la historia en mi cintura; ahí tus manos. Tus labios tan cerca de los míos. Un segundo y otro beso en tu cuello. Suena la canción de fondo. Llevas camisa blanca. Quién sabe cómo está la luna, pero estamos bajo ella. Grande. Me gustas… susurro el final de uno de los versos. Aprietas mis manos en tu cintura con las tuyas. Hay oraciones que se dan sin palabras, me queda claro.


miércoles, 29 de enero de 2014

como una luna en el agua...

Toco tu boca con un dedo todo el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


Julio Cortázar, Rayuela

¿Dónde pondré el oído que no escuche mi propia voz llamarte?

RECINTO
XVIII
Carlos Pellicer
¿Dónde pondré el oído que no escuche
mi propia voz llamarte?
¿Y dónde no escuchar este silencio
que te aleja espaciosamente triste?

Yo camino las horas presenciadas
por los dos, en nosotros.
Sé del fruto maduro de las voces
en campos de septiembre.

Sé de la noche esbelta y tan desnuda
que nuestros cuerpos eran uno solo.
Sé del silencio ante la gente oscura,
de callar este amor que es de otro modo.

Mientras llueve la ausencia yo liberto
la esclavitud de carne y sola el alma
cuelga en los aires su águila amorosa
que las nubes pacificas igualan.


martes, 28 de enero de 2014

Como un vaso albergaste la infinita ternura, y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

La canción desesperada
Pablo Neruda

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado!
El olvido
Vicente Aleixandre
No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.

Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.


Con dignidad murió. Su sombra cruza.

domingo, 26 de enero de 2014

Se me va de los dedos la caricia sin causa

La caricia perdida

Alfonsina Storni

Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos ... En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida, ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida rodará... rodará...

Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va,

si no ves esa mano ni la boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,

en el viento fundida ¿me reconocerás?

viernes, 24 de enero de 2014

todo se debe ir al carajo cunado el vaso quede vacío....

Me doy cuenta de que me faltas
Jaime Sabines

Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
pero todo es inútil.
Cuando me quedo solo
me quedo más solo
solo por todas partes y por ti y por mí.
No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado
preguntando.
Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,

todo es pesadumbre.

y en país sin nombre me voy a morir.

País de la ausencia
Gabriela Mistral

                                             A Ribeiro Couto

País de la ausencia
extraño país,
más ligero que ángel
y seña sutil,
color de alga muerta,
color de neblí,
con edad de siempre,
sin edad feliz.

No echa granada,
no cría jazmín,
y no tiene cielos
ni mares de añil.
Nombre suyo, nombre,
nunca se lo oí,
y en país sin nombre
me voy a morir.

Ni puente ni barca
me trajo hasta aquí,
no me lo contaron
por isla o país.
Yo no lo buscaba
ni lo descubrí.

Parece una fábula
que yo me aprendí,
sueño de tomar
y de desasir.
Y es mi patria donde
vivir y morir.

Me nació de cosas
que no son país;
de patrias y patrias
que tuve y perdí;
de las criaturas
que yo vi morir;
de lo que era mío
y se fue de mí.

Perdí cordilleras
en donde dormí;
perdí huertos de oro
dulces de vivir;
perdí yo las islas
de caña y añil,
y las sombras de ellos
me las vi ceñir
y juntas y amantes
hacerse país.

Guedejas de nieblas
sin dorso y cerviz,
alientos dormidos
me los vi seguir,
y en años errantes
volverse país,
y en país sin nombre

me voy a morir.

Vámonos a beber lo ya bebido...

Intensidad y altura

César Vallejo

Quiero escribir, pero me sale espuma,
Quiero decir muchísimo y me atollo;
No hay cifra hablada que no sea suma,
No hay pirámide escrita, sin cogollo.
Quiero escribir, pero me siento puma;
Quiero laurearme, pero me encebollo.
No hay toz hablada, que no llegue a bruma,
No hay dios ni hijo de dios, sin desarrollo.
Vámonos, pues, por eso, a comer yerba,
Carne de llanto, fruta de gemido,
Nuestra alma melancólica en conserva.
Vámonos! Vámonos! Estoy herido;
Vámonos a beber lo ya bebido,
Vámonos, cuervo, a fecundar tu cuerva.

un día como hoy se fue...

Destino

Oliverio Girondo

Y para acá o allá
y desde aquí otra vez
y vuelta a ir de vuelta y sin aliento
y del principio o término del precipicio íntimo
hasta el extremo o medio o resurrecto resto de éste a aquello o de lo opuesto
y rueda que te roe hasta el encuentro
y aquí tampoco está
y desde arriba abajo y desde abajo arriba ávido asqueado
por vivir entre huesos
o del perpetuo estéril desencuentro
a lo demás
de más
o al recomienzo espeso de cerdos contratiempos y destiempos
cuando no al burdo sino de algún complejo herniado en pleno vuelo
cálido o helado
y vuelta y vuelta
a tanta terca tuerca
para entregarse entero o de tres cuartos
harto ya de mitades
y de cuartos
al entrevero exhausto de los lechos deshechos
o darse noche y día sin descanso contra todos los nervios del misterio
del más allá
de acá
mientras se rota quedo ante el fugaz aspecto sempiterno de lo aparente o lo supuesto
y vuelta y vuelta hundido hasta el pescuezo
con todos los sentidos sin sentido
en el sofocatedio
con uñas y con piensos y pellejo
y porque sí nomás


jueves, 23 de enero de 2014

Este corazón que late junto a mi corazón...

James Joyce

Este corazón que late junto a mi corazón
     Es mi esperanza y toda mi fortuna,
Desdichado cuando nos separarnos
     Y feliz entre beso y beso;
Mi esperanza y toda mi fortuna -¡si!-
Y toda mi ventura.

Pues allí, al igual que en nidos musgosos
     Los reyezuelos amontonan múltiples tesoros,
Deposité los caudales que yo tenia
Antes de que mis ojos hubieran aprendido a llorar.
¿No seremos de su misma sensatez

Aunque el amor no viva sino un día?

siempre en el sueño

A través de nosotros
Amos Oz
Antes de perdón, está libre la silla,
antes de el color de tus ojos, antes de qué quieres tomar,
antes de soy Rico y me llamo Dita, antes del roce
de una mano en un hombro,
eso pasó a través de nosotros
como una puerta entreabierta durante el sueño.

miércoles, 22 de enero de 2014

el tuyo y el mío...

Dos cuerpos

Octavio Paz

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.

Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.

Déjame un solo instante cambiar de clima el corazón,

Deseos
Carlos Pellicer

Trópico, para qué me diste
las manos llenas de color.
Todo lo que yo toque
se llenará de sol.
En las tardes sutiles de otras tierras
pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol.
Déjame un solo instante
dejar de ser grito y color.
Déjame un solo instante
cambiar de clima el corazón,
beber la penumbra de una cosa desierta,
inclinarme en silencio sobre un remoto balcón,
ahondarme en el manto de pliegues finos,
dispersarme en la orilla de una suave devoción,
acariciar dulcemente las cabelleras lacias
y escribir con un lápiz muy fino mi meditación.
¡Oh, dejar de ser un solo instante
el Ayudante de Campo del sol!
¡Trópico, para qué me diste

las manos llenas de color!
Cuando los sueños empezaron a confundirse con la realidad, cuando los poemas no alcanzaban a dibujar los deseos y las manos no hacían más que temblar ansiosas cada noche, quise proponerle que nos recostáramos a mirar en la misma dirección:  el punto de fuga en un cuadro colgado al revés.

martes, 21 de enero de 2014

será por eso que hay días que sé que este no es mi lugar...


Desde una noche ciega desde el olvido

Amor

Idea Vilariño

Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
desde el pozo asfixiante del recuerdo
sin nada que me sirva ni te espere.
Te estoy llamando
amor
como al destino
como al sueño
a la paz
te estoy llamando
con la voz
con el cuerpo
con la vida
con todo lo que tengo
y que no tengo
con desesperación
con sed
con llanto
como si fueras aire
y yo me ahogara
como si fueras luz
y me muriera.
Desde una noche ciega
desde el olvido
desde horas cerradas
en lo solo
sin lágrimas ni amor
te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte.

y sin embargo... cerrar los ojos

Todo es muy simple
Idea Vilariño

Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito

mi tiempo.
Entre los misterios que avivan el fuego de los enamorados está el de poder vivir las múltiples realidades que habitan el cuerpo de la persona amada. Algunas veces los amantes saben leer y sentir lo que sucede muy adentro del otro. Como sucede con los cuerpos deseantes, las fronteras de los sueños también se rompen. Nos volvemos capaces de vivir, a flor de piel y debajo de ella, sueños ajenos que se van volviendo nuestros.


Alberto Ruy Sánchez

la abyecta rabia y las infinitas ganas de acabar

Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación...

Fernando Pessoa

Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación
de no yacer en mí mismo desnudo
con ánimo de gritar, sin que sangre el seco corazón
en un último, austero alarido!

Hablo -las palabras que digo son nada más un sonido:
sufro -Soy yo.
Ah, extraer de la música el secreto, el tono
de su alarido!

Ah, la furia -aflicción que grita en vano
pues los gritos se tensan
y alcanzan el silencio traído por el aire

en la noche, nada más allí!

lunes, 20 de enero de 2014

A

Hoy, desesperé por no encontrar el poema, ese que dijera esto que pasa, por no hallar un verso que atrapara mi tristeza, mis ganas de buscarte, uno que me llevara a tus labios… desesperé porque todo gira vertiginosamente y no sé bien ya qué decir, las palabras me asustan cada vez más, se quedan allí revoloteando, insinuando tantas cosas imaginadas, tantos deseos que habitaban mi piel dormida. Tampoco hubo un verso para preguntarte el por qué de un mal día… yo hubiera querido abrazar tu espalda y acompañarte un poco hacia los sueños.

Yo en tus labios de ausencia

En el silencio de la casa, tú...

Carlos Pellicer

En el silencio de la casa, tú,
y en mi voz la presencia de tu nombre
besado entre la nube de la ausencia
manzana aérea de las soledades.

Todo a puertas  cerradas, la quietud
de esperarte es vanguardia de heroísmo,
vigilando el ejército de abrazos
y el gran plan de la dicha.

Yo no sé caminar sino hacia ti,
por el camino suave de mirarte
poner mis labios junto a mis preguntas
-sencilla, eterna flor de preguntarte-
y escucharte así en mí ¡y a sangre y fuego
rechazar, luminoso, las penumbras...!

Manzana aérea de las soledades,
bocado silencioso de la ausencia,
palabra en viaje, ropa del invierno
que hará la desnudez de las praderas.

Tú en el silencio de la casa. Yo
en tus labios de ausencia, aquí tan cerca
que entre los dos la ronda de palabras

se funde en la mejor que da el poema.